Los objetivos de todo programa de mejora tienen como aspecto nodular el logro del cambio cultural que implica el involucramiento de los trabajadores en la identificación de problemas y generación de propuestas de cambio. En el marco del Programa de Gestión de la Calidad y la Mejora Continua que venimos desarrollando desde la Subsecretaría de Gestión, se produjo el 15/3 pasado un hecho singular. Una de las integrantes de los equipos de mejora ERM2 y ERM3 -con la que venimos trabajando hace un año y medio- planteó la duda sobre la necesidad de numerar las resoluciones Decano y Consejo Directivo que involucran temas de movimiento de personal. Dado que esas resoluciones ya están identificadas con un número único, puso en cuestión la utilidad de asignarle una nueva numeración «MP». Hechas las consultas necesarias no se pudo identificar obstáculo alguno a dejar de generar esa numeración, por lo que esta tarea dejó de realizarse tres días después de originada la propuesta.
Si bien a lo largo de los casi dos años de vida del Programa de Gestión de la Calidad y la Mejora Continua se han generado numerosas propuestas de mejora -en el marco de actividades guiadas para identificar problemas y proponer soluciones- la formulación espontánea de esta sugerencia resulta un hito significativo en el desarrollo del Programa, ya que es éste el tipo de actitudes que se espera fomentar por parte de los trabajadores.
Felicitamos a los integrantes del Departamento de Movimiento de Personal, a la Directora de Personal y a la Secretaria de Hacienda y Supervisión Administrativa, por el logro obtenido, y les agradecemos por comprender y apoyar las actividades desarrolladas por esta Subsecretaría. Los resultados que proponíamos serían a mediano y largo plazo empiezan a plasmarse claramente.
Nota metodológica: la cantidad de trabajo que dejará de demandar la numeración de Resoluciones Decano y Consejo Directivo con la numeración adicional MP «paga» el tiempo que los trabajadores dedicaron a participar de las actividades de mejora del Programa. Adicionalmente, los trabajadores dejan de realizar una tarea que no aporta valor y se responsabilizan de los procesos en los que están involucrados y con la mejora de sus propias condiciones de trabajo, retroalimentando un ciclo virtuoso.